Claves para innovar en universidades: construyendo el futuro del conocimiento

(Por Pedro Basara*, Secretario de Extensión de ESEADE y Director de Fundación INNOVED) Durante siglos, las universidades han sido motores de conocimiento, progreso y transformación social. 

Sin embargo, el escenario actual presenta un nuevo tipo de desafío: en un mundo hiperconectado, acelerado tecnológicamente y marcado por la incertidumbre, el rol tradicional de la universidad se ve interpelado. 

La innovación ya no es un atributo deseable, sino una condición estructural para seguir cumpliendo con su misión educativa, científica y social.

Innovar en el ámbito universitario implica repensar no sólo qué se enseña y cómo, sino también cómo se investiga, cómo se gestiona la institución, cómo se vincula con su entorno y qué lugar ocupa en la construcción del futuro. 

7 factores de innovación en las universidades 

A continuación, exploro algunas de las claves estratégicas que pueden guiar los procesos de innovación universitaria.

1. Transformar la experiencia de aprendizaje

El aula tradicional, centrada en la transmisión unidireccional del conocimiento, resulta insuficiente para preparar a los estudiantes en un contexto donde lo cambiante es la norma. 

Innovar en la enseñanza requiere adoptar metodologías activas que coloquen al estudiante en el centro del proceso educativo. 

Estrategias como el aprendizaje basado en problemas (ABP), el aprendizaje colaborativo, el flipped classroom o el design thinking permiten desarrollar competencias críticas para los tiempos actuales. Entre ellas: 

  • Resolución de problemas complejos.
  • Trabajo en equipo interdisciplinario.
  • Comunicación efectiva.
  • Pensamiento crítico y creatividad.

Además, la personalización del aprendizaje —posible a través de plataformas digitales, analítica de datos educativos e inteligencia artificial— abre la puerta a un modelo más inclusivo y adaptado a las trayectorias individuales de cada estudiante. 

Si bien las tecnologías no reemplazan al docente, amplían sus capacidades y enriquecen la interacción pedagógica.

2. Fomentar la investigación con impacto social

La innovación en investigación no pasa solo por las técnicas empleadas o la cantidad de publicaciones científicas, sino por su capacidad de generar impacto en el entorno

Las universidades están llamadas a liderar la producción de conocimiento orientado a los grandes desafíos contemporáneos, como: 

  • Sostenibilidad ambiental.
  • Transformación digital.
  • Salud pública.
  • Inclusión social.
  • Gobernanza ética de la inteligencia artificial.

Esto requiere romper las barreras entre disciplinas, fortalecer los vínculos con los territorios y promover una lógica de investigación colaborativa y transdisciplinaria. 

El desafío es que el conocimiento producido en la universidad no se limite a circular en circuitos académicos cerrados, sino que contribuya efectivamente a la mejora de la calidad de vida de las personas y al desarrollo sostenible.

3. Abrir la universidad al ecosistema

La universidad no puede innovar en soledad. Su transformación se potencia cuando se inserta de manera activa en el ecosistema de innovación, conformado por empresas, startups, gobiernos, ONGs, centros tecnológicos y otros actores del sistema científico-productivo. 

Esta apertura posibilita el desarrollo de proyectos de innovación abierta, incubadoras universitarias, programas de aceleración de ideas, competencias emprendedoras y experiencias reales de aprendizaje fuera del aula.

La lógica de «puertas abiertas» permite también resignificar la extensión universitaria como un puente bidireccional: no solo como forma de transferir conocimiento, sino también de incorporar saberes del territorio y problemáticas emergentes en la agenda académica.

4. Incorporar tecnología con mirada estratégica

La incorporación de tecnología no debe responder sólo a modas o a una digitalización superficial. Requiere una visión institucional estratégica que defina claramente los fines pedagógicos, científicos y de gestión que se persiguen. 

La inversión en infraestructura tecnológica —campus virtuales robustos, bibliotecas digitales, laboratorios con simuladores, entornos de realidad virtual o aumentada— es fundamental. Pero también lo es el desarrollo de capacidades en el personal docente y administrativo.

Además, el uso de herramientas de analítica institucional (como dashboards de seguimiento académico, modelos predictivos de abandono o mapas de empleabilidad) puede mejorar la toma de decisiones y anticipar desafíos. 

La clave está en combinar tecnología y humanismo: poner la transformación digital al servicio de una universidad más eficiente, accesible y centrada en las personas.

5. Vincular la formación con el mundo del trabajo

En contextos laborales atravesados por la automatización, la inteligencia artificial y el surgimiento de nuevos roles profesionales, las universidades deben renovar su propuesta formativa. 

Esto implica no solo actualizar planes de estudio, sino co-diseñar trayectorias formativas con actores del sector productivo, incluyendo competencias técnicas y habilidades blandas demandadas por el mercado.

Las prácticas profesionales, pasantías, experiencias de aprendizaje en empresas (work-based learning), así como los programas de formación dual o educación continua, son herramientas fundamentales para preparar a los estudiantes para su inserción y adaptación en entornos laborales complejos y cambiantes. 

Asimismo, esta articulación fomenta la creación de redes, alianzas de investigación aplicada y transferencia de tecnología.

6. Impulsar una cultura institucional de cambio

Toda innovación profunda requiere una cultura que la sustente. 

No alcanza con cambiar tecnologías o programas; es necesario revisar las estructuras internas, los eprocesos de gestión y los marcos normativos

Esto incluye desde flexibilizar reglamentos académicos, hasta fomentar liderazgos colaborativos, desburocratizar trámites y empoderar a los distintos actores institucionales para que propongan y experimenten.

Crear espacios seguros para la experimentación, donde el error sea visto como una instancia de aprendizaje, es clave para impulsar la transformación.

También lo es visibilizar y reconocer las buenas prácticas de innovación dentro de la universidad, promoviendo una lógica de mejora continua y aprendizaje organizacional.

7. Promover una visión inclusiva y diversa

Una universidad verdaderamente innovadora es aquella que amplía sus fronteras. 

Esto implica garantizar el acceso, la permanencia y el egreso de estudiantes en condiciones de equidad, y construir entornos que valoren la diversidad de género, origen, cultura, orientación sexual, situación socioeconómica y capacidades diversas.

La inclusión también se vincula con el diseño de formatos flexibles (modalidades híbridas, educación virtual, microcredenciales, certificaciones modulares) que respondan a las necesidades de poblaciones tradicionalmente excluidas de la educación superior. 

La innovación no puede entenderse sin un compromiso con la justicia educativa.

Innovar no es romper, es evolucionar

Innovar en las universidades no significa abandonar su legado histórico, sino resignificarlo desde una mirada contemporánea, flexible y orientada al futuro

Requiere combinar:

  • Tradición académica con agilidad institucional. 
  • Conocimiento profundo con apertura al entorno.
  • Tecnología con sentido humano.

Las universidades que logren asumir este desafío estarán mejor posicionadas para formar profesionales preparados, generar conocimiento relevante y ser actores claves en la construcción de un futuro más justo, sostenible e innovador.

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*Pedro A. Basara es Consultor en Innovación Estratégica y Transformación Digital, Secretario de Extensión de ESEADE Universidad, Fundador de VirtualEd.

Es Ingeniero Industrial, Especialista en Gestión de Nuevas Tecnologías por Ajou University (Corea del Sur) y MBA en Dirección de Empresas. Tiene más de 15 años de experiencia como docente, conferencista y asesor estratégico de negocios, experto en procesos de transformación digital.

Pedro publica regularmente artículos de análisis estratégico sobre tecnología, desarrollo productivo, modelos de negocio y liderazgo digital. Su estilo combina visión global, conocimiento técnico y enfoque aplicado a la realidad argentina y latinoamericana.

Ha asesorado a importantes empresas y corporaciones de Argentina y Latinoamérica, organizaciones gubernamentales y universidades. Participa en Congresos como Conferencista y debates públicos sobre los desafíos del desarrollo económico regional.

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