Cómo integrar personas, procesos y tecnología sin perder el propósito ni la identidad

El Centro de Transformación Digital de la Universidad Austral y NUMAN – Headhunter Industrial, impulsaron el encuentro ‘ADN de la Transformación Operacional’ para repensar la competitividad en la industria.

El evento dejó valiosas lecciones sobre cómo integrar personas, procesos y tecnología sin perder el propósito ni la identidad empresarial.

En tiempos donde los márgenes se achican y la tecnología avanza más rápido que los planes estratégicos, las organizaciones industriales enfrentan una pregunta clave: ¿cómo ser eficientes sin volverse frías? ¿Cómo apostar a la transformación sin dejar de ser humanas?

Estas y otras preguntas movilizaron a más de 60 líderes de la industria durante un evento que combinó paneles de expertos y workshops colaborativos. A lo largo de la jornada, emergieron ideas potentes, frases que dejan pensando y una certeza compartida: el futuro no se juega solo en lo digital, sino en la cultura que logremos construir.

Cuando la eficiencia deja de ser un slogan

La jornada comenzó con un panel de oradores que expusieron casos reales de transformación. Uno de los momentos más interesantes fue la intervención de Andrés Bassetto, Director de Operaciones del Laboratorio Baliarda, quien relató cómo la crisis económica obligó a repensar todo: “Antes, el margen tapaba todo. Hoy es momento de revisar qué hacíamos bien y qué mal”.

Fue así como identificaron 200 proyectos «dormidos» y los reactivaron con una metodología de mejora continua llamada Hoshin Kanri. En su experiencia, la eficiencia dejó de ser una aspiración abstracta: se volvió una condición para sobrevivir.

Leandro Completa, Gerente General de FAENPyME industrial— ofreció otra mirada complementaria. En lugar de competir en escala, decidieron ser indispensables para sus clientes grandes.

“No te enamores de la solución, enamorate del problema”, dijo. Su camino: trazabilidad, gestión de inventario, y sobre todo, agilidad. Porque crecer no implica volverse lento.

Cultura que habilita, no que frena

Ramiro Casas, Director de Personas y Cultura de Dreamco, compartió un proceso de transformación cultural que incluyó desde la recuperación de más de 200 ideas antes desestimadas por la burocracia, hasta la creación de una Escuela de Liderazgo.

Allí surgió un concepto innovador: el liderazgo elegible, donde los líderes no se imponen, sino que son elegidos simbólicamente por sus equipos por su coherencia y claridad.

Nicolás Vega, Gerente de Operaciones de DHL Supply Chain Argentina, aportó una visión desde la logística que puso el foco donde más importa: en las personas. Se habló de inteligencia artificial y automatización, pero su mensaje destacó por la mirada humana.

Al incorporar una máquina de alta tecnología, se aseguraron de capacitar al equipo antes de que llegara. Porque invertir en tecnología sin preparar a las personas es, en sus palabras, “apostar a medias”.

Del panel al taller: cuando las empresas se sientan a pensar juntas

En los workshops que siguieron, se abordaron temas clave con la participación activa de los asistentes. A continuación, algunas de las ideas más resonantes:

  • Cultura organizacional: no basta con definir valores en un PowerPoint. La cultura se expresa en lo cotidiano: en cómo se lidera, en cómo se escucha, en cómo se toma cada decisión. El desafío es sostener lo que funciona mientras se transforma lo que ya no acompaña.
  • Liderazgo: se cuestionaron los modelos verticales y se valoró al líder cercano, que construye legitimidad desde la coherencia. La idea de liderazgo colectivo y distribuido atravesó todas las mesas.
  • Talento: atraerlo ya no depende solo del salario. Importan la autenticidad, los vínculos con el ecosistema educativo, el desarrollo real y una cultura con propósito. Pero también se remarcó: sin una propuesta económica competitiva, el buen clima no alcanza.
  • Tecnología: debe resolver problemas reales, no ser una moda. Se valoró el enfoque incremental, con formación previa y una fuerte conexión con los procesos ya existentes.
  • Cambio y transformación: se ceustionó que el cambio sea impuesto desde arriba. Sin participación de mandos medios, sin conversaciones honestas y sin coherencia interna, cualquier iniciativa se diluye.
  • Relaciones sindicales: lejos de los prejuicios, se destacó la posibilidad de construir agendas comunes. La clave: profesionalizar el vínculo, abandonar la lógica “ganar-perder” y comunicar con transparencia.
  • Personas y automatización: la IA no puede avanzar ignorando a quienes la usarán. Se debatió sobre cómo equilibrar datos, emociones y bienestar en una integración realmente humana.

Lo que realmente transforma

Si hay una idea que atravesó todo el encuentro, es esta: la transformación no es (solo) digital. Es cultural, emocional y organizacional. No alcanza con incorporar software: hay que alinear procesos, personas y propósito. Y eso se logra con liderazgo visible, coherencia entre el decir y el hacer, y decisiones que expresen los valores que se declaman.

En definitiva, lo que define a una organización no es su tecnología, sino su capacidad de aprender, adaptarse y cuidar lo que importa. La eficiencia no es solo matemática; también es simbólica.

Una invitación a seguir conversando

Este evento no cerró con conclusiones. Abrió caminos. Dejó preguntas, experiencias compartidas y, sobre todo, una invitación: a mirar con honestidad los desafíos del presente, a compartir aprendizajes con humildad y a construir el futuro con conversaciones que sigan más allá del auditorio.

Porque lo que se sembró ese día —entre palabras, datos y anécdotas— no fue una fórmula mágica. Fue algo mucho más poderoso: la voluntad colectiva de hacer mejor las cosas.

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