(Por Magdalena Andrés, Regional Business Manager de NUMAN) En un contexto donde el talento calificado es cada vez más escaso y exigente a la hora de elegir dónde trabajar, las empresas deben ir mucho más allá del salario y los beneficios clásicos.
Atraer talento hoy implica construir una propuesta de valor centrada en el bienestar integral de las personas, entendiendo que el trabajo es solo una parte —aunque significativa— de sus vidas.
¿Cómo hacerlo de forma auténtica, sostenible y coherente con los desafíos actuales?
Compartimos algunas recomendaciones clave para que el bienestar deje de ser un eslogan y se convierta en una ventaja competitiva real.
1. Escuchar activamente: el bienestar empieza por la empatía
Antes de diseñar cualquier programa, es fundamental entender qué necesitan realmente las personas.
No hay una fórmula universal: lo que para una persona representa equilibrio, para otra puede significar desconexión, desarrollo o simplemente sentirse vista.
Con este objetivo, se pueden implementar:
- Encuestas de clima laboral.
- Focus groups por área o seniority.
- Entrevistas personales con RRHH o líderes.
- Tableros de sugerencias digitales.
- Espacios de diálogo recurrentes.
- Canales abiertos de feedback y escucha.
Estas herramientas no son decorativas: deben convertirse en sistemas activos de escucha continua, capaces de traducirse en acciones concretas. El bienestar no se impone ni se adivina: se construye en diálogo constante.
2. Promover la flexibilidad como valor organizacional
La flexibilidad ya no es un beneficio, es una expectativa. Y, en muchos casos, una condición para elegir un empleo.
Desde esquemas híbridos o 100% remotos, hasta jornadas adaptables, semanas comprimidas o políticas específicas para etapas como la maternidad, el estudio o el cuidado de personas dependientes, la flexibilidad muestra confianza, autonomía y visión humana del trabajo.
Pero no alcanza con ofrecer opciones: es necesario desarrollar una cultura que confíe en el trabajo por objetivos, capacite a líderes para gestionar equipos distribuidos y promueva la responsabilidad compartida.
3. Invertir en salud física y mental
La salud integral impacta directamente en la energía, el rendimiento y la motivación de los equipos.
Ofrecer cobertura médica es solo el punto de partida. Las organizaciones que realmente priorizan la salud de su gente van más allá:
- Talleres de manejo del estrés y ansiedad.
- Espacios de mindfulness o pausas activas.
- Programas de acompañamiento psicológico.
- Días de descanso adicionales.
- Acciones concretas para prevenir el burnout.
El cuidado de la salud no es un gasto, es una inversión en productividad sostenible, fidelización del talento y reducción de licencias prolongadas.
4. Fomentar un liderazgo humano y consciente
Ninguna iniciativa de bienestar puede prosperar si el liderazgo no la encarna en su día a día.
Los líderes son amplificadores culturales: pueden fortalecer el bienestar o debilitarlo, dependiendo de su estilo de gestión. Por eso es crucial:
- Formarlos en inteligencia emocional y comunicación empática.
- Brindar herramientas para la gestión del conflicto.
- Desarrollar habilidades para liderar equipos diversos y distribuidos.
- Acompañarlos con coaching, mentoring o espacios de contención.
El bienestar no se sostiene con slogans, se vive desde las relaciones cotidianas, y los líderes son actores clave para crear entornos sanos y estimulantes.
5. Crear oportunidades reales de desarrollo
El bienestar no es solo descanso o flexibilidad: también es proyección, aprendizaje y sentido de progreso.
Las personas buscan empleos donde puedan crecer profesionalmente, ampliar sus habilidades y sentirse desafiadas. Para eso, es clave ofrecer:
- Programas de formación continua y reskilling.
- Trayectorias claras y personalizadas.
- Movilidad interna transparente.
- Proyectos transversales o retos inter-áreas.
- Espacios de mentoring y acompañamiento.
Una cultura de desarrollo constante no solo atrae talento ambicioso, sino que construye compromiso y reduce la rotación voluntaria.
6. Reconocer y celebrar los logros
Sentir que el trabajo tiene valor es una necesidad humana básica.
La cultura del reconocimiento fortalece el bienestar emocional, el sentido de pertenencia y la motivación intrínseca.
Algunas buenas prácticas:
- Agradecer públicamente los logros cotidianos.
- Visibilizar el trabajo silencioso o de backstage.
- Incorporar rituales de reconocimiento en reuniones de equipo.
- Implementar plataformas internas para destacar contribuciones.
El reconocimiento no debe ser esporádico ni reservado sólo a altos cargos. Cuanto más frecuente, cercano y genuino sea, mayor será su impacto emocional.
7. Comunicar con transparencia y coherencia
El bienestar no solo se gestiona puertas adentro: también se comunica.
Y en la era digital, todo comunica. La reputación como empleador se construye en cada acción, cada testimonio y cada incoherencia entre el decir y el hacer.
Para fortalecer el posicionamiento:
- Compartir historias reales de personas que crecen dentro de la empresa.
- Mostrar con datos y casos concretos cómo se cuida el bienestar.
- Invitar a los colaboradores a contar sus experiencias.
- Construir marca empleadora desde la autenticidad.
Coherencia entre discurso y experiencia es la clave para atraer talento genuinamente alineado con la cultura de la empresa.
8. Fomentar el sentido de propósito compartido
El talento más comprometido no solo busca un empleo: busca un propósito.
Cuando las personas sienten que su trabajo contribuye a algo más grande que ellas mismas, su bienestar y motivación se multiplican.
Las organizaciones pueden impulsar esta conexión de varias formas:
- Clarificando el impacto social, ambiental o económico de la empresa.
- Articulando cómo cada rol contribuye a la misión general.
- Involucrando a los equipos en acciones de voluntariado corporativo.
- Fomentando espacios de reflexión sobre propósito personal y organizacional.
- Reconociendo proyectos que generen impacto positivo más allá del negocio.
El bienestar no es solo comodidad: también es trascendencia. Las personas quieren sentirse orgullosas de lo que hacen, y sobre todo, de para qué lo hacen.
Atraer talento no es una cuestión de marketing: es una cuestión de cultura
El bienestar laboral dejó de ser un “plus” para convertirse en una condición indispensable para atraer y retener talento.
No es solo un valor agregado, es la base cultural sobre la que se construyen equipos sanos, comprometidos y alineados con los desafíos del presente y del futuro.
Las organizaciones que entienden esto no solo logran mayor productividad y fidelización, sino que se convierten en lugares deseados para trabajar, capaces de construir vínculos laborales duraderos, genuinos y significativos.